sábado, 12 de junio de 2010

Chomsky y la redefinición del concepto de “terrorismo”

El libro “Poder y Terror; reflexiones posteriores al 11/09/2001”, de Editorial RBA, compila una entrevista y siete conferencias ofrecidas por el lingüista y activista político Noam Chomsky, donde dibuja el contexto y establece las causas del atentado contra EE.UU. del 11 de septiembre de 2001.

“A todo el mundo le interesa acabar con el terrorismo. Bien, hay una manera sencilla de hacerlo: dejar de participar en él”, con esta frase, Noam Chomsky sintetiza la idea central de “Poder y Terror; reflexiones posteriores al 11/09/2001”, un libro de 2003 que compila entrevistas y una serie de conferencias, que el lingüista estadounidense ofreció después del atentado a las torres. En estas charlas, extractadas también en el documental “Poder y Terror: Noam Chomsky en nuestro tiempo” de John Junkerman, desarticula las nociones de terrorismo y poder para mostrar que el peor de los terrorismos fue ejercido por las naciones poderosas, sobre todo, Estados Unidos.

La guerra de Vietman, el apoyo al régimen de Sadam Husein , la ocupación israelí de Palestina, la participación en los golpes militares latinoamericanos de los ‘70 e incluso la intervención del Ejército norteamericano en bombardeos contra poblaciones civiles son, según Chomsky, ejemplos de que, en pos de la explotación de recursos de las naciones más débiles, EE.UU. apoyó históricamente aberrantes crímenes de guerra, que siempre se llevaron a cabo fuera de las fronteras norteamericanas: “El 11S es un acontecimiento histórico, desgraciadamente, no por el alcance y naturaleza de la atrocidad, sino debido a quiénes fueron las víctimas”, explica.

Sus reflexiones, con típicos visos irónicos y cierta ingenuidad institucionalista, elimina las asimetrías en la aplicación del concepto de ‘terror’, que habitualmente se distorsiona al interior de los organismos internacionales (sobre todo en la la Organización de las Naciones Unidas) en función del poder económico que detenta el país que lo ejerce. También critica a los medios de comunicación, funcionales a los poderes financieros y a todo el arco intelectual estadounidense “disciplinado”, que no logran salir de su chovinismo por muy progresistas que pretendan ser: “No pueden entender que deberíamos aplicarnos a nosotros, las mismas reglas que aplicamos a los demás”, afirma en el texto.

Sin embargo, pese al panorama oscuro que dibujan sus denuncias, Chomsky es profundamente optimista, confía en las progresivas conquistas de las luchas sociales e invita a la participación ciudadana como único mecanismo de mejora de los derechos. En estas conferencias, ofrecidas en plena era Bush, considera que el S11 ayudará a que el pueblo estadounidense salga de su autismo y exija un cambio en la imagen negativa que genera su espuria política exterior.

Todo muestra que los "cambios" en la política exterior de la presidencia de Barack Obama respecto de la era Bush fueron meramente cosméticos, ya que mantuvo el esquema general intervencionista y militarista: no condenó los ataques israelíes a la flotilla de ayuda humanitaria de Gaza, sigue alimentando la "fantasía" de la amenaza nuclear iraní y fomentó nuevamente el conflicto entre las dos Coreas. Puede que con la dilución de las esperanzas que el pueblo americano cifró durante su campaña en el actual primer mandatario de EE.UU demoren el "despertar" que la lectura sociológica chomskyana preveía para estos años.

"Poder y Terror: Noam Chomsky en nuestro tiempo".
El documental de John Junkerman

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